lunes, 21 de enero de 2008

BOB DYLAN POR EL CONTINENTE



Bob Dylan llena en gran parte el alma de la música y la poesía de los Estados Unidos desde finales del siglo XX hasta estos días del siglo XXI. Lejos de toda fórmula, resulta uno de los nítidos innovadores en cuanto a la forma y al contenido de la canción. Sus temas abarcan momentos cruciales de la vida social norteamericana, siempre con la sensibilidad de quien busca un mundo menos horrísono y despiadado. Las melodías que extiende, aunque con algunos versos muy críticos, llegan hasta un nivel de lo sublime, lo espiritual, a tal punto de que suenan a cántico religioso.



Bob Dylan es uno de los íconos de la poesía y música modernas en los Estados Unidos. Acerca de sus canciones, el mismo Dylan expresa lo siguiente: Es mi música ni más ni menos. Yo sé muy bien lo que estoy haciendo y el que tenga imaginación tiene que darse cuenta de ello. Si no pueden entender los relojes verdes, las sillas húmedas, las lámparas púrpuras o las estatuas hostiles, es que andan despistados. Lo que yo escribo es mucho más conciso ahora que antes, y no oculto nada, el problema es de ellos, de los que no lo entienden. Da igual lo que digan de mí, si al menos lo entendiesen, ya que tanto se preocupan de mí. Todo el mundo está encarrilado y yo en cambio sigo dando vueltas. Todo eso de que ya no canto canciones de protesta...yo no tengo ningún respeto por lo que se escribe de este asunto. Es ramplón eso de que yo deba decir lo que ellos quieren que diga a través de una canción-tipo, con "mensaje". Es un callejón sin salida. Puede que la gente tenga miedo a las palabras. Uno tiene que tratar con gente así y es vergonzoso. Ellos, el público, quieren que yo maneje sus vidas y eso es mucha responsabilidad. Ya tengo bastante con manejar mi propia vida. Para intentar manejar la via de otros, has de ser una persona muy poderosa. A mayor número de vidas de las que seas responsable, más poder y mayor peso. Yo no quiero eso, es demasiado para mi cabeza. Para mí, el asunto es vivir mi propia vida del mejor modo posible. Descubrir qué soy, cómo soy y quién soy yo en definitiva, no lo que dicen los publicitarios ni los fanáticos, con todas sus mentiras. Yo quiero conocerme a mí mismo, en mi misma mente. Ya no tengo tiempo de preocuparme de las cosas de fuera. Hay un "yo" en mí mismo que no forma parte de la sociedad. La sociedad solo quiere apretarte el cerebro y exprimirte.











URGENTE: ¡CREAR 10 GAMARRAS!

Crecer o morir. Así se definen, drásticamente, las alternativas que enfrentan los negocios en la acltualidad. Hay ejemplos cercanos que nos sirven de pruebas.
En estas condiciones, Gamarra, en Lima, Perú, fue creciendo de a pocos, a veces enfrentando la amenaza de los propios vecinos y otras veces con una penosa competencia ante la invasión de productos extranjeros, muchas veces provenientes del contrabando. La informalidad, por ejemplo, no se produce solo a nivel de los comerciantes. Abarca otros niveles o sectores, incluyendo la manera en que se conducen en más de un caso quienes deben hacer cumplir las normas.
Gamarra no debe encerrarse en su sitio de nacimiento. De ninguna manera. Necesitamos que se reproduzca, con el mismo entusiasmo, más allá del distrito de La Victoria. En San Juan de Miraflores, en San Juan de Lurigancho, en Comas, en las Villas Marías, en Ate Vitarte, en el Callao; así, sucesivamente.
De lo contrario, los propios productos de Gamarra sirven para un mayor beneficio de los intermediarios, solo por llevar el producto a la mano del consumidor. Pierde el productor y se perjudica el consumidor. Igualmente, Gamarra corre el riesgo de ser envuelto por los competidores.
Creo que el mercado está a la mano. Los productos, ni hablar. Probablemente, falta una motivación para seguir creciendo, más allá del espacio inicial. Se debe superar el estilo de un mercado tradicional, estático y peligrosamente confiado.
Sabemos de sobra que en la demora está el peligro. Se requiere tomar decisiones, con un plan mínimo y una buena voluntad de los mejores productores.
En consecuencia, los anhelos de exportar deben ser fortalecidos con un copamiento gradual también del mercado interno, en lugar de entregar su esfuerzo y su beneficio a otros.